La organización de los institutos de crédito es la de una estructura compartimentada, con una sede central de la que depende una red de sucursales, filiales y agencias. La sede central se ocupa de actividades específicas, mientras que las diferentes sucursales se ocupan de los servicios al cliente. La ubicación de las oficinas bancarias se establece en función de la localización de las actividades económicas de la clientela que, de esta manera, está en contacto directo con los empleados dedicados a los diferentes servicios de cada oficina, desde las oficinas de dirección, a las de contabilidad, análisis y control.