El territorio de Venecia está poblado por importantes ríos y cuencas hídricas, que han condicionado inevitablemente la vida de todas las civilizaciones que se han alternado en este territorio. La relación simbiótica entre el hombre y el agua se ha perpetuado durante siglos, considerándose el agua un bien absoluto y precioso, motivo por el cual los cursos de agua non ha estado sujetos al degrado, derivado de la industrialización, como en otros territorios.
Gracias al censo de las surgentes se ha evidenciado un panorama más que positivo sobre el estado de salud de los manantiales de las áreas montañosas, tanto por su calidad, ya que han sido muy esporádicos los casos en que se han revelado contaminantes, como por la cantidad, ya que no se han registrado disminuciones de los valores de caudal.
El uso sostenible de los recursos hidrotermal minerales, es decir, de los manantiales y de las surgentes (destinados al embotellamiento), utilizados por sus propiedades higiénico especiales o para bebidas con usos medicinales, de las aguas termales y minerales hidropónicas (con finalidades terapéuticas) y de los recursos geotérmicos (aquellos destinados al aprovechamiento del intercambio térmico) ha configurado un escenario de gran importancia, tanto por sus aspectos curativos como por los beneficios socioeconómicos.